miércoles, 31 de mayo de 2017

Charrancito, pescador del aire




Desde finales de Marzo los charrancitos (Sternula albifrons) comienzan a llegar a las costas españolas tras un larguísimo viaje desde sus cuarteles invernales de África y Arabia. Son los más pequeños de los estérnidos que tenemos en España y desde la primavera es un deleite el disfrutarlos en la colonia que forman en San Pedro del Pinatar.



Estas aves tienen la capacidad de cernirse al igual que hacen los cernícalos, manteniéndose estáticamente batiendo sus alas mientras calculan su trayectoria de caza.


Y pobre del pececillo que se encuentre inmovil bajo ellos, ya que su suerte está echada.



Rápidamente el charrancito hace una caída en picado, rompiendo la superficie del agua y atrapando a su presa.




Es en este momento cuando debe regresar a tierra con su trofeo antes de que otra ave le ataque para robárselo.


Una vez aquí solo queda ofrecérselo a una hembra que se digne a ser su pareja. "¿Señorita, quiere usted un pescadito?"


lunes, 27 de febrero de 2017

Flamenco común en España


El flamenco (Phoenicopterus roseus) es un ave claramente reconocible para todos los habitantes de la Península Ibérica. De alto porte, color blanco con cobertoras rosadas y rémiges negras, el contaste del rosado y rojizo de los adultos frente al blanco predominante de su cuerpo crea una bella estampa. Es su belleza y tamaño quizás lo que los convierta en un atractivo turístico y no son pocos los visitantes que se acercan a los humedales con flamencos para disfrutar de esta especie.



Suelo verlos en San Pedro del Pinatar. Con el inicio de los cálidos rayos del sol, los adultos despliegan sus alas y marchan del dormidero para dirigirse a las masas de agua circundantes donde pueden conseguir su comida.



Se alimentan de pequeños invertebrados mayoritariamente y por este motivo por el que se los puede encontrar concentrados en las proximidades de las salinas, donde con su característico pico extremandamente especializado que emplea para capturar artemias que filtra de estas aguas.



Al atardecer los adultos se acercan volando, para sorprender con su desgarbada silueta a quien alce la vista al cielo. Vuelven al dormidero grupal, donde pasaran la noche todos juntos con las patas dentro del agua, como estrategia antidepredador.



Con las últimas luces jóvenes y adultos apuran los últimos momentos del día para patear el limo en busca de comida  antes de dormir.



Un importante reclamo para el turismo, harían bien en cuidar los humedales todos aquellos municipios que los poseen.



jueves, 2 de febrero de 2017

Buscando el lince ibérico

Han sido ya 3 ocasiones en las que hemos hecho un largo camino fijándonos como objetivo una única especie. Esta especie es el lince ibérico (Lynx pardinus). Todo el mundo ha oído hablar de esta especie, ha leído su nombre en la prensa o lo ha escuchado en el telediario. Es una especie emblemática y esta posición no se debe únicamente a que es una especie de carnívoro única de la Península Ibérica, sino a su delicado estado de conservación, que lo ha convertido en un animal con muy pocos efectivos demográficos. Por ello, entre las dispersas fragmentadas poblaciones de linces ibéricos de España, nos hemos movido hasta Andujar, cuna y hogar de una población estable de linces.



Amanece en la Sierra de Andujar, nosotros nos encontramos fuera del Parque Natural.

Nos movemos por las pistas forestales rodeadas por fincas privadas, disfrutando de la biodiversidad conservada en estos espacios privados privilegiados. Aprovechando el desnivel de la pista en relación a los valles, esperamos poder realizar avistamientos del lince. Es mucha la gente que se mueve hasta aquí para disfrutar de la presencia de esta especie única. Y es un lugar donde hemos conocido a gente muy agradable e interesante.





"Dicen que se ha movido un lince por esa ladera ¿Tú lo has visto?"


Es cuestión de horas y días, de moverse por los caminos o estarse quieto esperando al felino moteado y disfrutar de todo lo que te rodea, flora y fauna. Y a veces a lo lejos en ese hábitat de roquedales cubiertos de encina y lentisco , el lince se deja ver. Como este recuerdo que nos despidió en nuestra penúltima visita.



En nuestras experiencias lo normal es verlo a una cierta distancia, deambulando por sus territorios. Es invierno y con la época de celo cerca tienen que salir a patrullar y hacerse notar. 
Tanto que a veces se tiene la enorme suerte de que al ver a un lince recorrer una pista forestal y moverse hasta su localización.... te encuentras que todos los avistadores se han congregado porque no hay uno... hay dos linces.


Macho y hembra juntos haciendo las delicias de todos aquellos que no tenemos a esta especie en nuestro día a dia.

Pero aún se puede tener mucha más suerte. Puede ser que tras el madrugón de la mañana y llegar al territorio lincero tengas la enorme suerte de tenerlo a tan solo unos metros de donde os habéis puesto. Y el resultado es que ese encuentro grabado en tus pupilas te acompañe toda la vida.